Björn Franke, detrás del cerebro humano

Björn Franke

El miedo, tema apasionante. Desde las inmemoriales amenazas de la iglesia hasta el supuesto asesinato de Bin Laden. Desde el ataque de un animal salvaje hasta la inseguridad informática. Hace milenios que el mundo discute sobre el miedo, lo resignifica, lo actualiza.

Es un arma de dominación, obviamente, pero también es constitutivo del instinto de supervivencia de cualquier ser vivo. El artista inglés Björn Franke pone bajo la lupa del miedo a la sociedad contemporánea, explora cómo la gente puede manipular sus temores y obsesiones a través de la tecnología. Sus obras toman elementos de la fotografía, el cine, los medios de comunicación y el diseño de objetos.

Por ejemplo, en Mind hygiene (2009) [Higiene mental] analiza los comportamientos humanos desde la tecnología neurológica. Es un proyecto que se divide en tres niveles. En la Escala empática, el dispositivo le presenta al espectador una secuencia de imágenes, el estado de empatía se mide a través de la respuesta microgestual. Si la respuesta es leve, las imágenes van subiendo la intensidad, se vuelven más violentas; en el caso de una respuesta enérgica, las imágenes se ablandan.

Mind Hygiene

Se analiza el movimiento de los ojos y los párpados, las comisuras de la boca, los pómulos y el movimiento del cuerpo. En la Escala amor verdadero dos personas se paran frente a frente, al pulsar un botón fluye entre ellos un gas farmacológico que activa la producción de neurotransmisores de vinculación en sus cerebros, lo cual trae como consecuencia que inmediatamente se cree un vínculo emocional.

Por último, en la Escala espejo, se analizan las ondas cerebrales de un espectador frente a su propia imagen. Si la respuesta cerebral es eufórica o tranquila, la imagen se mantiene estable, si genera alteración o molestia, se vuelve difusa, borrosa. Este dispositivo, explica Franke, es fundamental en el proceso de construcción de la propia identidad.

Threat alert

En la pieza Threat alert (2007) [Alerta de amenaza] el artista va en busca de los miedos difíciles de entender e incluso de aquellos que no se pueden visualizar, alejados de la experiencia cotidiana y la razón. Se trata de un dispositivo basado en un procedimiento de predicción que evalúa riesgos físicos, pronósticos meteorológicos y estadísticas sobre delincuencia.

La búsqueda conceptual apunta a cuantificar esos temores que de otra manera pasan desapercibidos: convierte el miedo abstracto en experiencias tangibles. El sistema, vinculado a información actualizada, exhibe una escala de colores que fluctúa de acuerdo a distintas señales vitales y el entorno, incluso puede utilizarse durante la noche, es capaz de despertar al usuario con un pellizco si el aparato percibe un aumento en el nivel de amenaza.

Hay que reconocer que Threat alert es una tecnología peligrosa, aunque como prototipo es interesante, también dispara lecturas que conspiran a favor de la paranoia social, inventando temores que tal vez ni existan. La línea de análisis más interesante se desarrolla por afuera de la pieza, sirve para visualizar cómo se puede, de modo simple, inculcar miedos y hacerlos cotidianos. De este modo, se sumerge en el campo social, psicológico y filosófico para trazar relaciones entre diversos comportamientos humanos.

Traces of an imaginary affair

Por fuera de la tecnología, Franke también investiga la forma en que determinadas personas manipulan sus comportamientos para llamar la atención. El resultado es la obra Traces of an imaginary affair (2006) [Rastros de una relación imaginaria], un kit integrado por nueve herramientas para hacer marcas en el cuerpo que se parecen a mordeduras, quemaduras y arañazos, también perfume, lápiz de labios y cabellos para aplicar en el cuerpo o en la ropa.

“Este proyecto aborda el tema de los celos, que a menudo sirve para reforzar la autoestima o para poner a prueba la fortaleza de las alianzas”, dice el artista. La inspiración surgió de la observación inmediata de la inmensa cantidad de personas que inventan pruebas de persecución o enfermedad para encontrar un lugar en su entorno social o familiar.

Affective Sensory Extensions

También en 2006 desarrolló Affective Sensory Extensions [Sensores de extensión afectiva], una colección de tres interfaces que monitorean información relacionada con la salud en el cuerpo del espectador. La intención es crear una experiencia preventiva sobre las consecuencias a largo plazo del comportamiento del usuario.

En lugar de mostrar datos abstractos, se detiene en un momento preciso. Si la persona está ingresando en un cuadro de estrés, el sistema amplifica la sensación de tensión para obligarla a calmarse. Lo mismo si está experimentando un daño físico, por ejemplo quemaduras de sol, o una mala postura o se encuentra en lugares con poco aire limpio, entre muchas otras.

Björn Franke estudió Diseño industrial en la Academia Muthesius de Bellas Artes y Diseño de productos en el Royal College of Art, donde actualmente estudia un doctorado en Diseño de Interacción. También es miembro de la Akademie Schloss Solitude. Su obra ha sido expuesta en Londres, Berlín, Amsterdam y Taipei. También ha publicado en revistas y libros en todo el mundo.