5 consejos a seguir para llevar con éxito una vida slow techie

Slow technology… contrariamente a lo que uno podría pensar si se ajusta a una interpretación estrecha y simplista de lo que encierra esta expresión, no se trata de un movimiento que se opone a la tecnología ni trata de llevarnos al pasado,… a una edad oscura sin iPhone ni PS4, sino de una escuela que nos invita a cambiar nuestra relación actual con la tecnología con el objetivo de frenar los efectos dañinos que su uso excesivo puede producir.

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La inmersión tecnológica continua está cambiando la química de nuestro cerebro, estos estímulos alteran para bien o para mal nuestros circuitos neuronales. Haciendo el símil con la toxicología y el dicho popular de la dosis hace el veneno, se podría decir lo mismo de la tecnología. La orbe videojueguíl ha tenido muy mala prensa y la asociación entre acto violento y adicción a los videojuegos sigue vivita y coleando en la consciencia colectiva.

Sin embargo, sólo es la mitad del discurso… los videojuegos ejercitan la mente y estimulan positivamente las habilidades cognitivas, sociales y emocionales de quienes los tienen presentes en sus vidas. Es más, la relación continua que nos lleva a pasar cada vez más tiempo online, en redes sociales, nos hace más feliz… pues ser un homodigitalis y amante de la vida social online libera hormonas del amor y la felicidad en nuestro cerebro.

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Es en realidad la sobreexposición a la tecnología y sus interacciones extremas las que pueden alterarnos provocando una dependencia psíquica y social. La tecnología, al igual que el café o el chocolate, es algo estimulante pero no debería hacer las veces de refugio emocional. La tecnología en si no genera adicción sin una problemática previa: choque emocional, baja autoestima, problemas para comunicarse o la no aceptación de su imagen.

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Para algunos la tecnología puede volverse muy adictiva, pero el hecho de no poder vivir sin móvil no te hace adicto, simplemente se ha convertido en nuestro nexo emocional con las personas que queremos y es una fuente de estímulos inagotable. No se trata de dar marcha atrás sino de adoptar un modo de consumo más sostenible y equilibrado con el resto de las actividades de nuestras vidas. El uso excesivo de la tecnología puede tener un impacto negativo en nuestra salud si no se usa de forma moderada como desvivirse por el Candy Crush o consultar Facebook cincuenta veces al día, jugar todo el fin de semana a la PS4 sin salir a dar un paseo… tal vez.

La tecnología es cada día más eficiente, pero sus usuarios más acérrimos se vuelven deficientes con sus problemas de atención, inestabilidad emocional, falta de toma de decisiones o control cognitivo errático sin olvidar una capacidad de retención de la información mermada puesto que las nuevas tecnologías y la vida social online solicita mucho más nuestra memoria instantánea, a corto plazo y con grandes dosis de ruido e interferencias. La filosofía detrás de la slow technology fomenta un uso optimizado frente a un uso excesivo, una tecnología más eficiente que no interfiere con las tendencias naturales del ser humano a interactuar.

La era digital en la que nos movemos solicita por parte nuestra muchas interacciones instantáneas a muy corto plazo como responder a un tuit, actualizar su estado en Facebook o reaccionar al titular de un post en un blog sin haberlo leído, enviar fotos que se autodestruyen en Snapchat o registrar todo lo que nos pasa con una app de lifeloggging… son numerosos los ejemplos, y hoy nos cuesta ralentizar… el tiempo se escapa a nuestro control. El mundo tecnológico es un mundo acelerado que apenas deja espacio a una relación meditada, una adquisición deliberada de la información para un consumo reflexivo de todos estos datos.

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El reto que nos propone esta corriente slow technology es precisamente el de frenar esa relación con la tecnología -o mejor dicho con los comportamientos sociales y cognitivos inducidos por la tecnología- para acogerse a un ritmo de vida más natural y menos catatónico. Se enmarca en un movimiento más amplio llamado slow life, en el que también encontramos a la slow food en oposición a la comida fast food donde se neutralizan nuestras papillas gustativas. Fomenta el uso inteligente y optimizado de la tecnología, no su adopción a lo zombi… creando perfiles vacíos en decenas de redes sociales, empezando decenas de juegos sin acabar ni uno o pasando horas viento recopilaciones de vídeos chorras en YouTube… calidad antes que cantidad.

La idea… creo que habéis pillado la idea, ya me he extendido mucho más de lo deseado. La tecnología y su acceso puede ser abrumador, no te conformes siendo uno más de la masa de seres digitales en fase de destete. Es hora de madurar, usar la tecnología con perspectiva y no dejarse seducir por los cantos de sirena adquiriendo el último iPhone o siempre actualizarse a la última versión,… no olvides disfrutar del camino porque ese tren, el de la tecnología, no tiene destino… es nuestra forma de vida presente y futura sin vuelta atrás. Subirse a ese tren de alta velocidad no significa vivir en perpetuo estado de actualización sino implicarse a través de interacciones medidas, con interludios de descanso mental antes que la búsqueda de la eficiencia a toda costa. Si tu también piensas que las prioridades en tu vida las marcas tú y decides no participar en esta carrera de early adopters, ahí van unos consejos humildes que seguir para un uso moderado a la vez que más confortable de la tecnología. Por una tecnología que sirva nuestros intereses en un mundo sin esclavos digitales.

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Tregua tecnológica, consultorio “social media” 5 veces al día

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La comida nos une, está presente en muchos aspectos de nuestras vidas y todos coincidimos en que es la mejor forma de conocer una nueva cultura. Pasa lo mismo con la tecnología de los medios sociales, redes sociales como Facebook, Twitter, Google+, WhatsApp, Foursquare, Pinterest y demás… los avisos de actualización que recibimos de todas ellas se cuentan por decenas por hora. Hasta tal punto que nos pasamos el día pendiente de cada nuevo aviso.

Esa ansia por un “me gusta” o saber lo que respondieron los amigos produce a la larga dependencia, crea adicción… La instantaneidad de los medios sociales no encaja con nuestro ritmo de vida, casi siempre nos pilla desprevenido y se adueña de ese momento offline que igual estábamos compartiendo con un amigo, un familiar o simplemente disfrutando solo en el parque.

La única forma de no caer en esa trampa es dedicarle tiempos de consulta al menos cinco veces al día, igual que la comida. Nos gusta comer pero sabemos que no es sano estar todo el día comiendo ni picar entre comidas. El consumo de los medios sociales es muy similar,… uno se empacha con facilidad, y luego viene la indigestión. A la larga te beneficiarás de ello y no te volverás esclavo de las redes sociales.

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Soirée slow-tech, deja tu móvil en el cargador de la entrada

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Esto de salir a tomar algo con los amigos es todo un pilar de la vida mediterránea; ir de cañas o de tapeo después del trabajo. El brunch del mediodía o el vermut del sábado, que no nos los quite nadie… Si bien es verdad que el uso de apps tipo Foursquare nos ayuda a descubrir lugares chulos donde quedar, o apps como Twoo a hacer amigos utilizando la geolocalización, a veces un simple cafecito en el bar se convierte en algo incómodo por culpa del móvil; lo ilustra a la perfección la captura de pantalla sacada del vídeo “I forgot my phone”.

Pasamos más tiempo con los amigos pero a veces nos vemos sin vernos ni decirnos nada trascendental por culpa del ruido tecnológico ambiente, interferencias que no son siempre propicias a una conversación franca y abierta. La solución sería acordar encuentros low-tech, con el modo avión activado para dedicar ese momento a los amigos que nos rodean. Lo mismo podría ser… la noche del jueves entre amigos en casa de uno u otro, o una simple velada desconectada de todo tipo de tecnología. Probadlo y veréis como se os quita un peso de encima.

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El mundo es nuestro, salidas en sociedad 100% sin gadgets

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No me refiero al tiempo que pasas en las colas y salas de espera o en los medios de transportes, aunque si de repente actúa un artista callejero no pretendas ignorarle ensimismándote en la pantalla de tu móvil o tablet… disfruta de su actuación y sonríe; lo mismo si una persona mayor trata de entablar un diálogo contigo. Pero si vas de excursión o simplemente a correr por el campo… olvídate del móvil y disfruta de la naturaleza. Lo disfrutarás más que haciéndolo al ritmo de David Guetta, Rihanna o Nicki Minaj por citar algunos.

Organiza tres o cuatro salidas mensuales sin el móvil, sin música, sin GPS, sin cámara de fotos o vídeos, sólo tu y tus ganas de diversión. Vas a un concierto, un festival o una boda y te pasas el tiempo sacando fotos… te conviertes en espectador y dejas de ser actor del momento. La próxima vez, olvida adrede tu cámara de fotos en casa y disfruta de la compañía sin la necesidad de registrarlo todo en el plano digital; luego nos lo cuentas si quieres. Abrazar la tecnología, sí. Ser esclavo de ella, no. Deja de hacer el inventario de tu vida, olvidarás divertirte por el camino.

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Interactúa siempre que puedas, no seas un techie engreído

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No uses los buscadores a todas horas ni para solucionarte la vida para todo… no, no se puede aprender karate viendo videos de Youtube. Internet nos acerca la información hasta convertirnos en sabelotodos con exceso de ego… Piénsalo, a veces no saber algo es bueno en el sentido de que si bien la respuesta está en la nube, no buscarla abre una oportunidad a la interacción social con personas de carne y hueso, amigos y desconocidos. Internet es fuente de saber, pero también de confusión y desinformación, es un cepo para ingenuos.

No envies emails para consultarlo todo, llama por teléfono de vez en cuando. No te des por satisfecho con una relación basada en comentarios, tuits y su lote de “me gusta” en Facebook y demás redes sociales; a veces puedes encontrar amigos donde menos te lo esperas. También es una forma de reavivar la relación con amigos “bajo perfusión digital”… esos amigos que nunca vemos, a los que nunca llamamos pero sí seguimos en las redes sociales, esos a los que les enviamos un Happy Bday! el día de su cumpleaños sin llegar a conocerles del todo.

Podría seguir con muchos ejemplos pero imagino que habéis captado la esencia… Obviamente Internet y la tecnología móvil nos han acercado y ayudado a seguir en contacto con personas que de lo contrario ya estarían fuera de nuestras vidas. Dicen que quien mucho abarca, poco aprieta… ese dicho es el origen de esas “limpiezas de amigos” que muchos hacen en sus redes sociales. Las ventajas de las comunicaciones digital son innegables pero hay información y emociones que requieren de encuentros cara a cara con los que construir y desarrollar una relación.

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Sal fuera con los niños… estar off the grid es sana diversión

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Este punto está dedicado a los padres ya que criar a nativos digitales no siempre es fácil hoy en día. Hay que administrar el tiempo dedicado al uso de Internet, decidir a partir de qué edad comprarles un móvil o un iPad, valorar el ocio digital usando consolas tipo PSP o 3DS… entre muchas otras preocupaciones. Los niños se adaptan a todo suelen decir, sí pero la tecnología puede influir en su desarrollo -se desaconseja el uso de la 3DS a niños menores de siete años porque la 3D puede dañarles la vista por ejemplo- incluso en la química de sus cerebros.

Una tablet Android ofrece muchas aplicaciones para que los niños puedan familiarizarse con el inglés en edad preescolar, existen muchos mundos virtuales especialmente diseñados para los más peques, incluso redes sociales. En el caso del ordenador hay apps de control parental muy buenas y fáciles de usar. La tecnología, sí… pero es importante instaurar cierto equilibrio entre el ocio digital y lo que hoy llamamos actividades off the grid: salidas al parque de toda la vida, actividades extra-escolares, visitas a la granja o al zoo, colonias escolares,…

Existen muchas oportunidades off the grid para los niños… ¿qué hacías tú de pequeño? En mi época sólo teníamos a los boys scouts, las colonias de vacaciones, las salidas al campo con batallas campestres en los maizales,o creando laberintos en los campos de trigo, las recogidas de setas o tardes de pesca con mi padre, los paseos en ponis,… Si vas al parque, que la PSP se quede en casa. Si dejas tus niños jugar a la wii, pon límites sino se convertirán en diablillos de Tasmania. No uses la tecnología como niñera y excusa para no dedicarles tiempo.