Sin música, la vida sería un error decía Friedrich Nietzsche. No puedo estar más de acuerdo. También me gusta recordar algo de León Tolstói quien decía que la música era la taquigrafía de la emoción. La música forma parte de nuestras vidas, le da ritmo y ancla nuestros recuerdos… es una cosa emocional que nutre nuestra alma. Con la música nos adentramos en un territorio donde uno pierde la vergüenza de sentirse libre, fuera de la vereda en la que nos mete el sistema. Es un lenguaje, un alivio, es imaginación y a la vez éxtasis.

No sé tú pero en mi caso, desde bien pequeño, empece a sentir interés por la música e iba cada semana a la mediateca para descubrir música nueva… tenía mis trucos para ello siguiendo la pista de los artistas de las discografías reseñadas en revistas como Rolling Stones y DJ Mag más adelante; fueron mis fuentes de inspiración. Pronto llegó la era de las redes p2p con Napster, eMule, luego uTorrent y las emisoras de radio online. Sólo fue cuestión de tiempo para que la forma en que descubrimos y escuchamos música cambiase de forma radical.

La música se emancipó de sus soportes físicos como los cassettes para cobrar vida de forma digital, luego todo se aceleró muy rápidamente. Era de esperar reacciones por parte de la industria de la música pero sus actores sólo levantaron trabas en un intento por luchar contra ese cambio de paradigma. Mientras se peleaban en los tribunales creando leyes y cambios profundos respecto a los derechos de autor, ideas ingeniosas empezaron a brotar como el streaming de música online… YouTube, Deezer, Grooveshark o el popular Spotify fueron pioneros.

Hoy, estos servicios se han convertido en los auténticos reformadores de una industria carcomida por la piratería,… literalmente derrumbada por los errores de juicio y decisiones estériles tomadas estos últimos años. Estos servicios son jugadores de primera que han sabido inventar nuevos modelos de negocio para la industria de la música. Afirmo, y no creo que nadie me lleve la contrario, que el consumo de música ha ido en aumento gracias a ese cambio de paradigma. Tal vez consumidos menos música mainstream pero nos hemos vuelto expertos en descubrir artistas nuevos y somos emocionalmente más propensos a darles soporte económico. Sin más, os dejo con lo que considero los mejores servicios gratis para descubrir música.