Estás desgastado, tómate píldoras de tiempo y vive momentos por el carril lento de la vida

Tómate tu tiempo, el tiempo de paladear tus pensamientos. No escojas la cola más rápida del supermercado, no tomes decisiones por impulso. Está bien tener la vida organizada pero hay cosas que se cuecen a fuego lento, reflexiones e ideas. No anticipes respuestas a las emociones intensas que experimentas. Si necesitas varios días para acoplarte a una inquietud o excitación… hazlo, no corras. Vives una vida ajetreada, plagada de estímulos que te desbocan fácilmente. Escribe notas para ti, luego compártelas si quieres; es cosa tuya.

Recuerda que el mundo exterior no ofrece caos sino impulsos, está en ti dejarte subyugar por los remolinos de alientos y tentaciones. Piénsalo, el tornado está en tu mente y no en lo que te rodea. Eres tu el que se queja de lo ocupado que te sientes, o se deja agobiar por la cantidad de cosas que ocurren en el mundo. Nadie ha de estar al tanto de todo lo que pasa en este planeta. Internet y las redes sociales nos hacen más consciente de ello y despierto. Pero si lo haces te desequilibras, necesitas una estrategia que no capture tu mente sino la libere.

Atrapado por la viralidad de las redes sociales, ve por el carril lento

Aminora el paso, no seas un mero observador y seguidor. Dale cuerda a tu creatividad, y lo harás si vas por el carril lento. Elabora un plan, sé más selectivo acerca de todo lo que te emociona e interesa. Vivir en el siglo XXI es abrumador, nuestra mente está solicitada de forma continua. Te sientes inquieto y te divides en multitud de avatares que te restan energía y poder. Saturas, necesitas tiempos de desconexión. Una dieta digital a base de pan y agua.

Una mente en paz es todo lo que necesitas para ver el mundo con otro ojo. Lo sé, no eres consciente de tus heridas, esas migrañas recurrentes provocadas por un exceso de peso sensorial, información que nos convierte en infobesos. Necesitas sanar tus heridas y para ello es bueno tomar un descanso. Observas cómo las hojas otoñales se desprenden de sus ramas, recuerdas ese tiempo a solas que necesitaste cuando rompió tu pareja contigo o las cañas que tomas después del trabajo para desconectar antes de volver a casa, ahí con tus amigos.

Esos momentos son momentos de desaceleración en los que tu mente hace emulsión con todas esas emociones que te llegan. Ve por el carril lento, no cuentes tu historia, vívela en primera persona. Hay una especie de presión social invisible que nos alienta a compartirlo y crear una nueva identidad digital hasta ahora desconocida, superficial y que responde a los preceptos de lo que es cool. Haces elecciones que fallan a tus principios. Fraccionas tu ser en partes infelices.

En qué dirección debes buscar la felicidad, usa píldoras de tiempo

Esa excesiva verborrea informativa nos aturde, nuestra experiencia es viral pero se pierde en acciones sociales superficiales como una simple firma en una petición en Change o un descontento expresado mediante comentarios, puede que una simple aprobación usando los populares likes. Mucho ruido, sí, pero pocas nueces. Tienes importantes decisiones que tomar y recurres a las redes sociales para buscar respuestas o forjarte una opinión pero no… es necesario interiorizarlas, hacerlas tuyas y consultarlas con la almohada unos días.

Googlear la respuesta, facebookear una opinión enlatada. No. Tu subconsciente se abrirá camino y dará con la respuesta adaptada. Confía en ti mismo y ten paciencia… tu mente necesita de momentos de desconexión para recuperar lucidez y astucia. No pierdas tu capacidad, la de recurrir a esas píldoras de tiempo en busca de respuestas. Esto significa romper con ese hábito de querer abarcar toda la información que puedas, leyendo a duras penas un par de párrafos y compartiendo sin haberlo entendido. No es fácil deshacerse de ese mecanismo automático.

Esa experiencia repetitiva crea nuevas conexiones que cambian el alambrado cerebral por medio de sus señales eléctricas. Así se forman los hábitos y son difíciles de romper ya que crean senderos neuronales acompañados por patrones de comportamiento. Pues sí, has cambiado la química de tu cerebro sin darte cuenta. En ese sentido, no eres libre sino una víctima de los hábitos que creas. No vendas tu alma a los medios sociales, pero usa unas píldoras de tiempo, recupera momentos para ti por medio de la meditación; hay que rehabilitar tu mente.